Siendo ambos casos de d0paje, Sinner recibió una suspensión de tres meses, pero Laura Barquero no tuvo la misma suerte.

Ambos positivos tienen el mismo origen científico, pero lo que les diferencia es la manera en la que han argumentado las defensas

Laura Barquero, junto a su pareja, en los Juegos Olímpicos de Pekín

Las causas de la Justicia en el deporte, como en la vida, suelen estar asociadas al tamaño del que se pone delante de ese icono que se escenifica como una mujer con los ojos tapados y una balanza, pero que en la realidad siempre tiene un ojo al descubierto. Por eso, a Jannik Sinner, el tenista que dio positivo por el anabolizante clostebol, que contenía una pomada en spray llamada Trofodermin, que se vende sin receta, se le mira con recelo cuando se ha sabido que su sanción es sólo de tres meses.

Además, ha coincidido en el tiempo con el castigo de seis años impuesto a Laura Barquero, patinadora española, que también ha dado dos veces positivo con esta sustancia, aunque a diferencia del tenista estas se produjeron no de forma consecutiva. La primera ocurrió en los Juegos de Pekín, donde fue undécima con su pareja Marco Zandron, y la segunda a los 10 meses de este, cuando sólo le quedaban dos para cumplir el año de sanción impuesto -se aceptó como coartada que había sido por un descuido- y en una cantidad algo superior.

Además de la sustancia, lo único que les une es que en ambos casos se admite que es una contaminación transdérmica, a través de la piel. Y que no influyen según los toxicólogos en el rendimiento deportivo. Coinciden en los postulados científicos, divergen en los legales.

Jannik Sinner, con el trofeo del Open de Australia.

Jannik Sinner, con el trofeo del Open de Australia.

Las pruebas que aporta Sinner han convencido a todos los expertos. Sostuvo que el Trofodermin se lo estaba aplicando su masajista por una herida en un dedo -y hay fotos con una tirita en la mano que respaldan la coartada-, argumento que también avala la pequeñísima cantidad encontrada (121 picogramos por mililitro).

Barquero no lo ha conseguido y no porque no sea inocente, que tiene toda la pinta. En el vídeo que subió a Instagram el lunes pasado hay una frase un tanto confusa -“y de este segundo caso no puedo dar más explicaciones”-, como si faltase un elemento más a la explicación de cómo se contaminó, porque esto está constatado que no fue un hecho voluntario. La sanción le ha conducido a la retirada.

Los juicios interpretan situaciones. Y es la contundencia de los argumentos los que se valoran. Sinner los ha ofrecido y Barquero, tan inocente como él, no. Así de simple.

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