Una tarde de fin de semana, Steph Curry decidió pasar un rato de compras en Whole Foods Market junto a uno de sus asistentes. Para cuando terminaron, ya pasaban de las 4 p.m., y ambos estaban cansados y hambrientos. Buscando una comida rápida, notaron un pequeño restaurante al otro lado de la calle llamado The Gourmet Hub. Al principio, dudaron de la calidad del lugar, pero decidieron darle una oportunidad. Steph no tenía idea de que esta simple decisión cambiaría la vida de alguien para siempre.
Sandra, una mesera trabajadora en The Gourmet Hub, llevaba meses trabajando allí. Estaba ahorrando dinero para asistir a la escuela de enfermería mientras cuidaba de su madre, quien se recuperaba de una cirugía. Su actitud cálida y alegre la había convertido en la favorita de los clientes, quienes a menudo le daban pequeños obsequios como velas o cumplidos sinceros. A pesar de los desafíos que enfrentaba, Sandra amaba su trabajo porque le permitía conectar con las personas y alegrarles el día.
Esa noche, justo cuando comenzaba su turno, un alboroto afuera del restaurante llamó la atención de todos. Una multitud se había reunido, tomando fotos de alguien que acababa de bajar de un elegante auto negro. Para sorpresa de todos, la persona que causaba tanta emoción no era otra que Steph Curry, la estrella de los Golden State Warriors. Cuando entró al restaurante, el lugar entero quedó en silencio y todas las miradas se posaron sobre él.
Sandra, nerviosa pero decidida, se acercó con una cálida sonrisa.
—Buenas noches, bienvenido a The Gourmet Hub. Mi nombre es Sandra y seré su mesera —dijo.
Steph le devolvió la sonrisa.
—Gracias, Sandra. Es un placer estar aquí.
Durante la cena, el servicio excepcional y la calidez de Sandra no pasaron desapercibidos para Steph. Conversaron de manera amena, ella le recomendó platillos y se aseguró de que todo fuera de su agrado. En el transcurso de la charla, Steph conoció el sueño de Sandra de convertirse en enfermera y cómo trabajaba incansablemente para ahorrar dinero mientras cuidaba de su madre.
Al terminar la comida, Steph expresó su gratitud.
—Gracias, Sandra. Todo estuvo fantástico —dijo con una sonrisa.
Cuando ella le entregó la cuenta, él se tomó su tiempo para llenarla y, antes de firmar, escribió algo más en el recibo.
Después de que Steph se fue, Sandra regresó a la mesa para limpiarla. Cuando recogió el recibo, sus ojos se abrieron de par en par. No podía creer lo que veía. Steph le había dejado una propina de 300 dólares en una cuenta de solo 27 dólares, junto con una nota conmovedora:
“Sandra, tu amabilidad y calidez hicieron que mi noche fuera realmente especial. Gracias por ser tú.”
Las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de Sandra mientras leía el mensaje. Sus compañeros de trabajo se acercaron, compartiendo su alegría y asombro. Pero el gesto no se trataba solo del dinero, sino de sentirse vista y valorada.
Más tarde esa noche, mientras Sandra caminaba de regreso a casa, pasó por un parque y notó a un anciano luchando por cargar sus bolsas de supermercado. Sin dudarlo, se ofreció a ayudarlo a llevarlas hasta su departamento. En el camino, compartieron historias y la gratitud del hombre la conmovió profundamente.
—Tienes un alma bondadosa —le dijo el anciano—. El mundo necesita más personas como tú.
Al día siguiente, Sandra visitó a su madre en el centro de cuidados y le contó la historia de la generosidad de Steph y del anciano al que había ayudado. Su madre sonrió y le dijo:
—Siempre aférrate a la bondad, cariño. Es lo que hace que el mundo sea mejor.
Semanas después, Sandra recibió una carta de aceptación en el programa de enfermería al que había aplicado. Emocionada, compartió la noticia con sus compañeros de The Gourmet Hub. Lo celebraron con una cena especial, donde Sandra levantó su copa y dijo con la voz llena de emoción:
—Brindemos por la bondad. Que nunca dejemos de compartirla.
El viaje de Sandra no terminó ahí. Mientras equilibraba el trabajo y los estudios, continuó sirviendo en el restaurante, siempre llevando consigo las lecciones que había aprendido. Su experiencia con Steph Curry y los incontables actos de bondad que dio y recibió la transformaron en una persona compasiva y determinada, lista para marcar la diferencia en el mundo como enfermera.